Resumen:
La reclamación del «pin parental» ha levantado la réplica del Gobierno español, que ha declarado que no procede porque supone reconocer que los hijos son propiedad de los padres y además incorpora una aplicación encubierta de la objeción de conciencia; señala que ambas cosas son inaceptables en una sociedad democrática. Además, se está vinculando esta reclamación a una confrontación ideológica de la derecha contra la izquierda.
La Alianza Evangélica Española pide a la sociedad civil que no se deje manipular e identifique el verdadero meollo del debate, que no está ya en el contenido de algunas actividades extraescolares o complementarias, sino en la imposición a nuestros hijos de un código de valores cargado de ideología que no permite la discrepancia. Hay que sacar el tema fuera de la confrontación ideológica, porque la reclamación de las responsabilidades de la familia no es una cuestión de derecha ni de izquierda, sino de todos; están en discusión los límites del poder del Estado, los derechos y responsabilidades inalienables de la sociedad civil (y especialmente los de la familia) y un derecho fundamental en toda democracia: el de la objeción de conciencia. En el actual debate, el Gobierno español amenaza a los tres.
El gobierno español asegura defender la aplicación de tratados internacionales suscritos por España, pero en nuestro análisis demostramos que esos tratados aseguran el papel fundamental y prevalente de los padres en la educación de sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y filosóficas.
El debate no se decide en el terreno de la izquierda contra la derecha, sino en el de las libertades fundamentales; históricamente los Derechos Fundamentales aparecen para defender al ciudadano del poder del Estado y, consecuentemente, el poder político debe abstenerse de ensanchar sus capacidades más allá de lo que la sociedad civil le permite: no tiene derecho a restringir las competencias de la familia.
La derecha intolerante jamás aceptó de buen grado el ejercicio de la objeción de conciencia; sorprende ahora que sea la izquierda la que se muestre intolerante frente a la objeción de conciencia. Los protestantes, promotores de libertades en los países más avanzados, hemos levantado democracias en el mundo desde la objeción de conciencia, y sin ella no hay democracia.
Llamamos a la sociedad civil a defender las libertades y el progreso. El franquismo quiso adoctrinar a nuestros hijos en la escuela con el nacional-catolicismo; frente a esto los evangélicos levantamos nuestro derecho a la objeción de conciencia y conseguimos en plena dictadura que a nuestros hijos se les eximiese de la obligación de asistir a esas clases de adoctrinamiento; convocamos ahora a todos los padres de familia a que exijan eso mismo en cada centro escolar y nos ofrecemos como Alianza Evangélica para apoyarles en sus demandas.
Convocamos también a los padres a dedicar tiempo para explicarles en el hogar a sus hijos los valores en los que ellos creen, porque nada hay más valioso que nuestros hijos.