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Vota sabiamente. Elecciones generales abril 2019.

Por 23/04/2019abril 29th, 2020Sin comentarios

Este texto no te dirá a quién votar, pero te ayudará a escoger a la luz de la Palabra de Dios.

¿Cómo NO debe votar?

No, el título no es una pregunta trampa. Es una invitación a reflexionar. Todos los capítulos que siguen son una invitación a esto mismo; cada uno aborda un tema relevante, realiza una puesta al día, presenta principios bíblicos fundamentales y propone una serie de preguntas que nos debemos hacer para ayudar a definir nuestro voto. En un entorno tan crispado y a veces tan visceral como el actual, hacemos un llamado a los evangélicos a que echen mano de la reflexión para decidir.

Todos los autores son expertos en cada materia y cada uno tiene su criterio propio sobre el destino de su voto personal, pero no encontrará aquí ninguna sugerencia para votar a ninguna candidatura; todos ellos han puesto su esfuerzo en apoyarse en los principios que se desprenden de la Biblia para, desde ellos, analizar la realidad que tenemos delante y dotarles a ustedes de herramientas para decidir delante del Señor su voto personal.

Por eso le invitamos a que antes de nada se asegure de no votar de forma inadecuada. ¿Y cómo hacerlo? Pues no es difícil: no vote usted como los demás, asegúrese de que su voto sea de calidad, meditado, orado, analizado y comprometido.

En primer lugar, por favor, no vote contra nadie. Si nos decidiésemos a votar en contra de alguien, deberíamos realmente votar en contra de todos los partidos, porque a un cristiano ningún programa político le satisface plenamente, ninguno le despierta un entusiasmo acrítico, porque ninguno cumple los valores plenos del Reino de Dios; por lo tanto, no se sienta mal por votar con espíritu crítico, y tampoco pierda su voto en votar contra nadie, porque no merece la pena.

No vote por rutina, sino por conciencia. Tiene usted razón, los políticos le han defraudado con frecuencia, pero no permita que eso le impida ejercer su derecho y su responsabilidad indelegables.

Aunque los demás decidan poco sabiamente, no renuncie a su responsabilidad personal; y, si el resultado no es el que le gustaría, no se vuelva escéptico; siga orando y trabajando para mejorar las cosas en su país, confiando en que Dios puede abrir caminos de bendición en donde menos esperamos. El propio Dios tampoco estaba muy entusiasmado cuando el pueblo de Israel pidió rey por amplia mayoría[1], pero animó a Samuel a que cumpliese lo que pedían y recondujo algo tan poco deseable como la monarquía para traer bendición, por ejemplo, a través de David. Lo que Dios reclamó fue un “consentimiento informado”, especialmente de las consecuencias, y eso mismo es lo que debemos promover: que los votantes –empezando por nosotros mismos– sepamos qué votamos, para qué y con qué consecuencias.

No vote dejándose llevar por la propaganda. Cuando firma un contrato por un servicio, ¿no se lo lee antes? Pues el voto es un contrato entre su representante político y usted; ¿cómo va a quejarse después ni echarle nada en cara si no se ha leído el texto del programa? Y es fácil acceder a este porque todos los partidos cuelgan en internet sus programas, y con una versión reducida, si es que no quiere leerse todo.

No vote a los candidatos por la imagen. La imagen que presentan está bien estudiada, desde el traje al tono de voz y los gestos; está bien, así debe ser, pero la Palabra dice “no juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”[2]. Infórmese sobre la credibilidad del candidato, su proximidad, su disponibilidad para recibir y escuchar a los electores una vez pasadas las elecciones.

Y, por favor, deje de creer que eso de votar es cosa del mundo, porque la Biblia cita en varias ocasiones la palabra jeirotonéw, mostrando que era habitual votar a mano alzada (que eso significa literalmente el término) en la Iglesia primitiva[3]. Elegir representantes en democracia es la forma de llevar a cabo la delegación de poder, un elemento que asienta sus raíces en la Biblia.

No olvide, finalmente, que lo más importante empieza después de las elecciones, cuando los representantes políticos empiezan a poner por obra sus compromisos electorales; esté atento a esto, revise en los próximos años su grado de cumplimiento y póngase en contacto e interactúe con los diputados de su área.

Con esta nueva entrega de “Vota Sabiamente”, en la Alianza Evangélica Española queremos ayudar a transformar nuestra mente política como pueblo evangélico mediante un trabajo elaborado y riguroso de reflexión. En la Alianza Evangélica Española seguiremos al servicio del pueblo evangélico para ayudar a conformar un pensamiento político maduro, fundamentado en la Palabra, que nos permita ser más eficaces en nuestra relación con la sociedad y con los poderes públicos.

[1] 1S. 8

[2] Jn 7.24

[3] Hch 14.23, 2Co 8.19

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